Las fiestas “bajo arancel”: ¿cómo las nuevas tarifas podrían poner en jaque la temporada?

A pocas semanas de que arranque la temporada de fiestas —posadas, navidad, año nuevo— las decoraciones, disfraces y los adornos que iluminan los hogares en el cierre de año, ya enfrentan un potencial enemigo poco visible: los aranceles. 
Pese a la reciente disminución de 10% en las tarifas a productos chinos, por parte de Estados Unidos, la incertidumbre con respecto a potenciales cambios de último momento persiste; por consecuencia, los importadores, distribuidores y comercios que se preparan para abastecer esta época clave tienen ahora dos presiones simultáneas: la temporalidad y una política de arancelaria con respecto a las mercancías de origen chino que cambia constantemente.
Ilan Epelbaum, director general de Mail Boxes Etc, destaca que esto es relevante considerando que, en 2024, México importó desde China aproximadamente $1,998 millones de dólares en la categoría “juguetes, juegos y artículos para recreo”, en donde figuran los artículos comercializados en esta época. De hecho, China fue el mercado del cual se importaron el 61.4% del total de mercancías adquiridas en esta categoría.
“La ecuación es clara: si el producto proviene de China (o de otro país sin Tratado de Libre Comercio aplicable) y está clasificado bajo fracción sujeta a arancel temporal, entonces sus costos de importación se elevan y los tiempos logísticos se alargan. Para la temporada de fiestas, donde cada semana cuenta, esto puede traducirse en menos margen de maniobra”, indica.
El hecho de que China sea el origen número uno para muchos productos de temporada implica que cualquier cambio arancelario impacta desde la etapa B2B. ¿Qué sucede si las mercancías llegan tarde, los costos suben, o la logística está saturada justo antes de la campaña?
- Lo que debe genera tensión al sector 
 
Ilan Epelbaum explica que este año, debido a la coyuntura arancelaria, el éxito de la temporalidad no está en los anaqueles de las tiendas, sino en la aduana y en los procesos logísticos. 
Para cualquier negocio que trae mercancía desde países sin tratado comercial —por ejemplo, mucha de la oferta que viene de China— la imposición de nuevos aranceles y la incertidumbre constante al respecto significa que el costo de importar la mercancía puede variar en cualquier momento, y con éste el precio final al consumidor.
Además del “cuánto” se paga, cuenta el “cuándo” se libera. La autoridad pública mes a mes los “reconocimientos y tiempos” por aduana: básicamente, cuántas revisiones se hacen y cuánto tardan. Esa información ayuda a decidir ventanas de entrada más realistas y evitar que un lote clave caiga justo en el pico de revisiones. 
Con este contexto, la preparación de los comercios está en tomar decisiones oportunas. Validar la fracción de cada SKU (Unidad de Mantenimiento de Existencias) antes de cerrar órdenes; usar los tiempos de aduana para fijar fechas de corte de importación; considerar rutas o puertos alternos si tu puerto habitual luce presionado; y calcular el “landed cost” completo (contemplando, flete, seguro, posible arancel y almacenaje extra) para no prometer precios o entregas que después no puedas sostener. 
Entre artículos importados de China, políticas arancelarias nuevas y tiempos ajustados, la diferencia entre una temporada exitosa y una con falta de stock o costos inesperados radica en la anticipación; la pregunta ya no es si los comercios afrontarán una presión operativa, sino cuándo: y el mejor momento para actuar es ahora, antes de que los adornos lleguen tarde a la fiesta.